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La selección española rozó la perfección ante la URSS

Luis Gómez

Italia se echó a temblar, porque España es finalista europeo. Los italianos contemplaron cómo el llamado gigante soviético quedó diezmado y roto ante la superioridad táctica y ofensiva del equipo español. España comenzó a ganar desde el primer minuto, pero quiso mantener la emoción hasta el final y dependió de una canasta de Epi a 12 segundos del final. España fue mejor que la campeona del mundo y es, ahora, favorita para el título europeo. Los italianos tiemblan con razón, pero los espectadores españoles no perdonarán a la selección que sólo ofreciera 10 segundos de alivio, un margen otra vez no apto para cardíacos. Para colmo, la final de este Europeo (20.30 horas del sábado) servirá para mantener un curioso pulso con el Real Madrid-Barcelona de la Copa del Rey (20.00 del sábado).España fue superior táctica y ofensivamente al equipo soviético. Nadie se atrevió a dudarlo después de los 40 minutos de juego que practicó ayer en Nantes. Cuando los técnicos insistían en que España tenía el mejor baloncesto de su historia no se equivocaron. Cuando hombres en estado de gracia como Corbalán y Fernando Martín tuvieron que quedarse en el banquillo, uno por personales y el otro para no complicar su lesión, tanto Solozábal como Jiménez mantuvieron la rapidez de reflejos que exigía el juego puesto en práctica.

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España ganó hasta en rebotes

España jugó ayer tan bien que tuvo que luchar los últimos tres minutos contra sí misma, porque los soviéticos habían demostrado con creces que no eran ya un rival amenazador. Los jugadores españoles tuvieron que insultarse a sí mismos para poder superar la in credulidad que les atenazaba en los últimos lanzamientos a canasta.

España tenía 11 puntos de ventaja a poco más de tres minutos del final y estaba en disposición de machacar abrumadoramente a un rival impotente y diezmado. Daruguin, un reserva obligado a jugar, miraba asustado a su banquillo. Precisaba instrucciones, órdenes que le aclarasen la mente, porque no comprendía nada de lo que pasaba a su alrededor. Mientras tanto, la selección española tenía el balón en juego y ponía sal a su victoria con nuevas canastas. Gomelski, el técnico, no contestaba.

Para ganar a la UR SS, Díaz Miguel era consciente de que había que emplear una táctica arriesgada y cumplirla a la perfección. Pocas veces se habrá visto un encuentro estratégicamente tan bien jugado. Díaz 'Miguel forzó la rapidez del ataque para coger a los pivots soviéticos en plena acción de retirada, de tal manera que obligó al rival a tomar precauciones defensivas y no luchar por el rebote ofensivo como viene siendo habitual. Esta estrategia rompía la principal ventaja soviética, la de sus rebotes, y España pudo ejercer una acción defensiva eficaz y cómoda.

España hizo, en la primera parte, el encuentro justo para comenzar a pensar en una victoria ante los soviéticos. Defensas adecuadas, ataque rápido, competencia en los rebotes. Algunos técnicos pensaban que jugaban los españoles al límite, quizás porque no vieron el triunfo ante la URSS en Santiago de Compostela. España ganaba porque tenía un juego muy compensado en todas sus líneas, tan eficaz que desencajaba la táctica soviética. A un minuto del descanso, el público francés saltó de sus asientos para ovacionar una jugada entre Corbalán y Sibilio. Era el reconocimiento lógico ante lo que suponía el camino para la final.

Díaz Miguel conocía perfectamente la forma de evolucionar de la selección soviética. El técnico español demsotró su razón al solicitar que se respetasen los derechos españoles para jugar el jueves y así recuperar a Fernando Martín. Su colaboración, mimado por los médicos y cuidadores del equipo, resultó providencial en los primeros minutos. Olvidó su lumbago y poco a poco entró en juego ofensivamente. 14 puntos en la primera parte señalaba la importancia de su aportación anotadora al equipo.

Sibilio y Epi, por una vez, funcionaron al compás, es decir, estuvieron al mismo ritmo; más plural Epi en el tiro, pero menos eficaz que Sibilio en los rebotes. La UR SS pronto sintió miedo del ataque español y olvidó sus alegrías reboteadoras. Sobre Savonis cargó la responsabilidad de mantener el resultado. Este actuó de forma impecable durante algunos minutos, pero descendió su ritmo cuando Díaz Miguel encomendó su marcaje a Romay.Ya en la reanudación, dos presuntas malas noticias parecieron ensombrecer el panorama español: Fernando Martín no podía salir a la cancha y Corbalán era expulsado por faltas personales. Lo cierto es que la primera noticia se aclaró pronto porque Jiménez cumplió su objetivo a la perfección. La segunda dejó de tener importancia cuando, con Solozábal en la pista, España llegaba a los 11 puntos de ventaja a falta de 3.40 minutos.

Hasta entonces, Díaz Miguel había podido demostrar que tiene jugadores para cada ocasión, que cuenta con el banquillo más completo de este Europeo. Los jugadores españoles perdieron ocasiones tan fáciles que producían rumores de enfado en un público francés totalmente entregado. Como colofón final, España se empeñó en torturar a los aficionados y ofreció un espectáculo desesperante de errores en los tiros libres.

Gomelski: "España, el mejor de Europa"

Para el entrenador soviético, Alexandre Gomelski, "España es el mejor equipo (le Europa y merece la medalla de oro. El cuadro español es rápido, moderno y muy efectivo. Su mayor virtud es que no juega para el público sino para ganar. Epi y Sibilio son dos jugadores grandiosos".

Díaz Miguel explicó así el triunfo: "Planteamos el partido pensando en la superioridad de los rebotes de la URSS, para lo cual jugamos con la velocidad de Martín o Jiménez, puesto que sus pivots son más lentos".

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