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La nacionalización de la red de alta tensión es "positiva", afirma Duran Farell

Xavier Vidal-Folch

El protocolo entre el Ministerio de Industria y las compañías eléctricas por el que se acordó nacionalizar la red de alta tensión fue calificado ayer de "fundamentalmente positivo para el sector, porque evidencia una actitud de diálogo constructivo", por Pere Duran Farell, en la junta general de Hidroeléctrica de Cataluña (Hidruña). Duran aseguró que la nacionalización de la red de alta no reporta en ningún caso "aspectos dramáticos" para las eléctricas y dijo que la concreción del protocolo "no será fácil" porque el sector se ha desarrollado en una coyuntura expansimista y se asiste a una recesión.

El presidente de Hidruña calificó el protocolo del 6 de mayo cómo "el gran acontecimiento desde la victoria socialista del 28 de octubre" y lo consideró más importante psicológicamente que técnica y económicamente, porque materializa y subraya una clara actitud de mayor intervención pública en el sector". Refiriéndose al acuerdo sobre auditorías y reestudio de la financiación de las eléctricas incluído en dicho protocolo y en especial a la paridad de la moneda, subrayó que "es importante que la Administración se sienta leligerante en ello". Y ello por la magnitud del problema del endeudamiento.La deuda global del sector eléctrico a finales de 1.982, según cuantificó el presidente de Hidruña, era del orden de 2,3 billones de pesetas, de los cuales casi un billón había sido tomada en moneda extranjera. Esta última cantidad "se compone, aproximadamente, de 650.000 millones de deuda directa y de 350.000 millones debidos a la devaluación, es decir, mayor deuda por el simple hecho del inferior valor de la peseta". De este paquete, el corresondiente a Hidruña es de 79.000 millones, "que se corresponde" con el peso de la compañía en la producción sectorial. Las inversiones del sector previstas para este año alcanzan los 600.000 millones de pesetas que "al menos en un 70% deberán ser financiadas con un mayor endeudamiento".

La mayor parte de esta deuda se destina a financiar la construcción de nucleares, sobre las que Duran Farell se comprometió menos que en anteriores ocasiones. En este sentido, si bien reconoció que en los próximos años se producirán altos excedentes energéticos, postulé que las previsiones se hicieran considerando las pautas generales europeas, según las cuales a final de siglo la electricidad de origen nuclear habrá pasado del actual 7% al 16%, mientras que la fabricada con petróleo "pasará del 50% al 36%". De aquí a entonces "el crecimiento eléctrico será atendido en un 50% por nueva energía nuclear y el 40% por carbón". La probabilidad de que el estancamiento del consumo final produzca costos extraordinarios al sistema, ("estudios recientes indican que el consumo de energía en Europa a finales de siglo será un 40% o un 50% inferior al que se había previsto en 1.973, antes de empezar la crisis", dijo) la considero como un estímulo a la cogeneración, energética que permita una oferta conjunta y flexible.

En cuanto a los resultados de Hidruña, la junta aprobó la propuesta de un dividendo de un 10%. Los beneficios en 1.982 fueron de 1.750 millones de pesetas.

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