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Consejo de Ministros

Polémica en la reunión del Gabinete sobre la reación de los 800.000 puestos de trabajo

Las declaraciones hechas por el ministro de Industria, Carlos Solchaga, en un simposio internacional en el sentido de que "es muy difícil, casi imposible" la prometida creación de 800.000 puestos de trabajo, provocó ayer no poca polémica durante la reunión del Consejo de Ministros presidido por Alfonso Guerra. De acuerdo con fuentes próximas al Gabinete, el vicepresidente reprochó a Solchaga la "inoportunidad" de sus manifestaciones, precisamente en vísperas de la celebración de un congreso de la Unión General de Trabajadores que, se temía, podría resultar polémico para con determinadas acciones gubernamentales en el área económica.

El propio Guerra acudió al congreso del sindicato socialista -en cuyos pasillos se hicieron ayer numerosos comentarios desfavorables a las declaraciones del ministro de Industria- para reitirar que el Gobierno cumplirá su compromiso de crear 800.000 nuevos puestos en el curso de la presente legislatura. También el ministro de Trabajo, Joaquín Almunia, muy vinculado tradicionalmente a UGT, se habría sentido irritado, según las mismas fuentes, por el momento en que Solchaga hizo sus declaraciones, que, por otro lado, fueron calificadas en privado de "realistas"` por otros miembros del ejecutivo.

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El titular de Industria fue uno de los más firmes oponentes a que la campaña y el programa electorales del PSOE incluyesen una referencia a cifras concretas sobre puestos de trabajo a crear.

El portavoz accidental del Gobierno, Miguel Angel Molinero, en la habitual referencia posterior al Consejo de Ministros, se limitó prácticamente a reiterar lo afirmado horas antes por Guerra, ante los delegados asistentes al Congreso de UGT: el Gabinete tiene el firme propósito de mantener su oferta electoral; las declaraciones del ministro de Industria "pueden entenderse como una expresión de la dificultad para conseguirlo", según Molinero, quien añadió que "no se trata de entrar en un debate que puede resultar académico", y que "cualquier apuesta sobre si el Gobierno conseguirá o no sus propósitos en lo que se refiere a creación de puestos de trabajo solo podrá comprobarse cuando haya transcurrido el plazo".

No hay desautorización

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En el mismo sentido de quitar hierro a las declaraciones de Solchaga se manifestaron ayer otros miembros del Gabinete, comenzando por el propio Guerra, quien, tras su discurso ante el Congreso de UGT, rechazó que sus palabras hubiesen sido una desautorización al ministro de Industria, sino "a los titulares de un, periódico". Luego negó que vaya a producirse cualquier "movimiento" en el seno del Gobierno, cortando así de raíz las especulaciones que surgieron inmediatamente en relación con una eventual dimisión de Solchaga.

El titular de Industria se ha visto sometido a no pocas presiones en las últimas semanas. La complejidad de la misión a él encomendada y cierto retraso en la aparición de proyectos como el Libro Blanco de reconversión Industrial o el plan electrónico nacional, han convertido a Solchaga en el blanco favorito de algunos medios informativos.

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