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Major admite que los espías británicos existen

Enric González

El secreto más público del mundo ha sido por fin elevado al rango de las verdades oficiales: el M16, el celebérrimo servicio de espionaje británico, existe. John Major lo reconoció por primera vez el miércoles, en la Cámara de los Comunes. E incluso nombró a su jefe, Colin McColl. La presentación en sociedad del M16 se produce 83 años después de su creación, y responde a las peticiones del propio McColl, que venía quejándose de los efectos del secretismo: "Nos hacía parecer imbéciles delante de todo el mundo".

Era una paradoja intrínsecamente británica. El M16 no existía, pero ocupaba un enorme edificio de 20 plantas en pleno centro de Londres, junto al Támesis. El absurdo rozó lo insuperable cuando empezó a construirse, hace unos meses, una nueva sede para el MI6: aún más grande, aún más visible (justo enfrente de Westminster en Vauxhall) y aún más popular.

Major cumplió con los deseos de Colin Mc Coll, jefe del M16, al expresar su propósito de "barrer las telarañas de secretismo que velan innecesariamente muchas de las actividades del Gobierno". El primer ministro anunció la presentación de una ley de control público sobre el M16, aunque tal control no recaerá en el Parlamento, sino en un alto funcionario nombrado por Downing Street.

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