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Michael Jackson inicia su gira europea

El espectáculo presentado en Múnich, un híbrido entre el 'videoclip' y la ciencia-ficción

El cantante norteamericano Michael Jackson presentó la noche del sábado en el estadio Olímpico de Múnich, ante 70.000 personas, su nueva gira mundial. Un espectáculo faraónico llamado Dangerous world tour 1992, en el que el excéntrico vocalista da una nueva vuelta de tuerca a su carrera como hombre espectáculo. Las novedades musicales son mínimas, pero la puesta en escena sigue buscando la forma de rizar el rizo. Esta ambiciosa gira tiene previsto hacer escala en 32 ciudades europeas, en las que se celebrarán 39 conciertos. En España, el pequeño y más rentable de los Jackson Five actuará en septiembre en Barcelona, Oviedo, Madrid y Sevilla.Michael Jackson, Jacko para los amigos y los admiradores, apareció en el estadio Olímpico de Múnich con puntualidad alemana y espectacularidad norteamericana. Surge del suelo del escenario como un obús, impulsado un par de metros por algún artefacto diabólico, mientras canta las primeras estrofas de Jam (último sencillo y vídeo, grabado junto a Michael Jordan) entre fuegos artificiales, cañonazos y uno de los juegos de luces más impresionantes de la historia del pop. Viste una malla negra ajustada con un correaje dorado en el pecho. Lleva un pañuelo enrollado en su antebrazo derecho y el pelo recogido en una coleta. En los pies, zapatos negros de charol y unos relucientes calcetines blancos.

Michael Jackson no ha cambiado su forma de concebir un espectáculo pop. El primer concierto de Dangerous woríd tour estuvo, como sucedió en 1988 con la gira de Bad, a medio camino entre el circo, el comic, la ciencia-ficción y el vídeo musical. La andrógina superestrella nacida hace 32 años en Indiana piensa que el mundo gira alrededor de sus zapatos de baile. Insiste en los trucos de magia, en los estruendosos efectos sonoros y en deslumbrantes juegos de luces, pero ya no sorprende como antaño. Olvida, además, que un concierto debe ser, en primer lugar, un espectáculo musical. El sonido de su presentación en Múnich fue malo, al carecer de nitidez y contundencia.

En la segunda canción, Starting something, el músico insiste en sus viejas costumbres. Sigue sin poder resistir lo que debe ser una descomunal atracción genital: la mano, derecha del cantante acaba cada baile aferrada, como una lasciva lapa, a su entrepierna. Las adolescentes que ocupan las primeras filas caen como moscas mientras los temas nuevos se alternan con los clásicos. Human nature, Smooth criminal, Cant stop loving you, She's out of my life, un popurrí de canciones de la época motown y, cerrando la primera parte, Thriller y Billy Jim.

En la segunda parte sonó Working day and night, Will you be there, Way you make me feel, una gran versión de Bad, Black or white y Heal the world. Esta última canción, Cura el mundo, se convierte en un nuevo derroche de espectacularidad. Medio escenario se eleva del suelo unos 10 metros, con Jackson encima, para que justo debajo se infle una enorme bola del mundo.

Man in the mirror es la canción que cierra el concierto. Han sido casi dos horas y media de espectáculo total, y Jackson se queda solo en escena. Bajo una única luz blanca, canta casi a capela y hada de maravilla. Después, se calza un mono de piloto y un casco, se ajusta a las espaldas un propulsor y desaparece por una puerta lateral después de volar sobre las primeras filas de público.

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