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Entrevista:

"No asusta morir, sino irse antes de culminar la vida"

Acompañar a enfermos terminales es un privilegio, dice Hennezel, que ayuda después a vivir el duelo

Gabriela Cañas

, Marie de Hennezel lleva diez años acompañando a enfermos terminales en los días previos a su muerte. Forma parte de un equipo de voluntarios de una unidad piloto de cuidados paliativos de París. En ella, la psicoanalista Marie de Hennezel, junto a médicos y enfermeras, ha vivido experiencias que ha querido ahora compartir a través de un libro, La muerte íntima, que Plaza y Janés acaba de publicar en España. El gancho publicitario está en el prólogo, firmado por François Mitterrand, pero su irresistible atractivo se cuela en cada página, donde Hennezel desgrana sus experiencias junto a los lechos de la muerte hablando de cosas de las que casi nadie quiere hablar; de cómo, por ejemplo, las personas mueren tranquilas y con dignidad tras arreglar sus últimos asuntos rodeados de los que quieren.Pregunta. ¿Qué pretende conseguir con su libro?

Respuesta. Después de trabajar durante diez años con personas que van a morir he podido percibir que los familiares, los amigos, la gente próxima y hasta los médicos y las enfermeras, no sabían acompañar a la persona que va a morir. Sentían miedo y una cierta imposibilidad de comunicarse con el enfermo. Con el libro pretendo ayudar a todo el mundo que tenga que acompañar a un ser querido hacia la muerte porque, además, creo que es una experiencia esencial, un privilegio. Es una pena pasar de largo de este tipo de situaciones porque he comprendido que el duelo es peor después para los que quedan si no han hecho ese acompañamiento. El que va a morir suele estar más preparado para ello de lo que percibe su entorno íntimo y familiar.

P. Dice François Mitterrand en el prólogo que nunca la sociedad había tenido una relación tan pobre con la muerte como ahora. ¿No cree eso es común a todas las generaciones?

R. No. La gente ha olvidado que algún día va a morir, que estamos en la Tierra por un tiempo limitado. Es un tabú del que no se habla. Mi experiencia me ha demostrado que la muerte es parte de la vida y que hay que hablar de ella. Que tener consciencia de ello nos permite vivir más intensamente.

P. Si la muerte no tiene remedio, ¿por qué preocuparse de ella?

R. Yo no pienso constantemente en la muerte, pero no olvido cuál es mi fin, mi destino. Porque ¿qué es lo que tememos? No es la muerte, sino morir antes (le haber culminado la vida. La muerte es un espejo en el que uno se mira y se pregunta qué ha hecho con su vida.

P. ¿No es un choque ya para sus enfermos verse trasladados a una unidad especial donde van los desahuciados?

R. La mayoría de los pacientes no sabe a dónde han ido. Es después, poco a poco, cuando se van dando cuenta de algunas cosas, como que se les suspende el tratamiento. La dificultad está en saber dosificar al ritmo adecuado la verdad que el enfermo quiere saber. Sólo hay una parte de gente, como, los enfermos de sida en fase terminal, que eligen libreimente venir a nuestra unidad de cuidados paliativos. De todas formas, el enfermo siempre sabe en un momento dado y en el fondo de sí mismo, que va a Morir y quiere hacerlo rodeado de los suyos.

P. ¿Es importante decir Siempre la verdad?

R. No. Ese no es el problema. La cuestión es ser sincero. Hay que dejar que la persona nos diga lo que siente y contestar con sinceridad a sus preguntas. No es necesario eludir lo que él no evita.

P. La mayoría de sus pacientes piden morir. ¿Por qué no aceptan la eutanasia?

R. Es una cuestión ética. No tenemos el poder de parar la vida de nadie. Yo creo que los enfermos que piden morir están demandando otra cosa. En primer lugar, preguntan si su vida tiene valor todavía para tí. ¿Es que mi enfermedad no es demasiado pesada para los allegados? Hay una segunda clave: no pueden soportar su degradación física. La experiencia me demuestra que si se les atiende con ternura y con una mirada que les valorice, la persona olvida que está degradada. La tercera razón es el miedo a sufrir físicamente, pero los tratamientos contra el dolor permiten hoy ofrecer al enfermo tranquilidad a ese respecto.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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