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TEATRO EN LOS ESCENARIOS DE VERANO

El Festival de Aviñón recibe a 120 artistas de Argentina, Brasil y Chile

'Enrique V', de Shakespeare, abre el encuentro

El Festival de Aviñón comienza hoy su 53ª edición con un shakespeare, un Henry V cuyo principal atractivo es Philippe Torreton, actor formidable dispuesto a poner su vitalidad comunicativa al servicio de un monarca sanguinario. Pero Shakespeare es un invitado permanente en Aviñón. La novedad de este año es la presencia de una buena representación del teatro suramericano, de Chile, Brasil y Argentina.

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"Elegir grupos suramericanos no ha sido fácil", comenta el director del certamen, Bernard Faivre d"Arcier, "porque todos ellos tienen grandes dificultades para poder existir profesionalmente, para poder vivir". En cualquier caso, son 120 los artistas en Aviñón de los tres países citados. De Buenos Aires llegará Ricardo Bartis, al frente de la compañía El Sportivo Teatral. "El fútbol es la mejor escuela para comprender el teatro", dice Bartis a modo de explicación. Su montaje, titulado El pecado que no se puede nombrar, se basa en un texto de Roberto Artl que cuenta cómo una red de prostíbulos ha de servir para financiar un golpe de Estado. Para Bertis no hay duda: Carlos Ménem pudiera ser un personaje de Artl.

También actuará el marionetista Daniel Veronese y su grupo Periférico de Objetos. A la coreógrafa Ana María Stekelman le corresponderá el privilegio de cerrar el festival con Tango, vals y tango, en el que da un nuevo paso para reconciliar a los argentinos con su "danza-seña de identidad". El grupo Recuerdos son Recuerdos, a su manera, también propondrá tangos y milongas en un improvisado cabaré -el escenario será el gimnasio de un instituto-. "El tango es un destino, pero también existe ese destino, que le hace tener más éxito en el extranjero que en la Argentina", constata Stekelman.

Los chilenos de La Troppa, para quienes "el teatro es una guerra espiritual", han convertido el Gran Cahier de Agota Kristof en Los gemelos, un montaje que cuenta "un viaje iniciático en el que los gemelos avanzan a través de un laberinto, superan pruebas y se preparan, física y espiritualmente, para vivir en el mundo en que han sido abandonados".

El Brasil aporta barroquismo, música, sincretismo. Antonio Nobrega mostrará su Pernambuc. Nobrega, según Faivre d"Arcier, es "un Dario Fo brasileño entremezclado de Fred Astaire y Levi-Strauss". No es éste el único cock-tail explosivo, pues el Circo Branco estrenará en Aviñón su Auto da paixao, un retablo con doce apóstoles femeninos que no saben demasiado bien si creer en Cristo o en los ritos vudú.

La influencia suramericana también se hará notar a través de montajes en francés de autores latinos. Es el caso de Roberto Arlt, en el que también se ha fijado la excelente Emilie Valantin, que resucitará tres obras especialmente escritas para marionetas.

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