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"No sabemos dónde ir a dormir hoy, ¿lo sabes tú?"

"No sabemos dónde ir hoy a dormir, ¿lo sabes tú?". Media docena de familias rumanas de las expulsadas de Malmea formulaban ayer tarde esta pregunta a uno de los voluntarios que les han ayudado en los últimos meses. Todas ellas permanecían en un parque cercano al poblado con sus pertenencias apiladas en bolsas. Una de las mujeres mostraba a su niño recién nacido y la cicatriz de una cesárea. Un agente de la Policía Nacional que acudió a decirles que no podían permanecer allí les echó en cara que no trabajaban, que sólo vivían de la mendicidad que practicaban las mujeres, a lo que ellos replicaron que su medio de subsistencia es la venta del periódico de calle La Farola.

Dicha publicación nació con una presunta finalidad social, aunque las querellas y quejas presentadas por algunos de sus ex vendedores y ex trabajadores sociales han puesto en entredicho su supuesto altruismo y revelado un afán de lucro. Todas estas familias rumanas llegan a España sin saber castellano, salvo, curiosamente, una palabra: La Farola.

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La policía expulsa del poblado de Malmea a las 100 familias rumanas

La expulsión de estas familias rumanas tiene un precedente en Rivas-Vaciamadrid. Hace un año, el Ayuntamiento de esta localidad, una coalición del PSOE e IU, pagó 12.000 pesetas a cada uno de los 157 gitanos rumanos que vivían en un poblado chabolista de la localidad para que abandonaran el municipio.

Estas familias se habían asentado allí tres años antes en un antiguo matadero de pollos y poco a poco sus relaciones con los vecinos de Rivas fueron deteriorándose. También tuvieron un enfrentamiento con agentes de la policía local y la Guardia Civil.

El alcalde, Fausto Fernández, justificó la medida por la tensión "insostenible" que existía entre las familias rumanas y el vecindario. "No les hemos pagado para que se marchen. Lo de irse ha sido una iniciativa de ellos", afirmaban Fernández. Los expulsados denunciaban, por su parte, "acoso policial" y "racismo".

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Ninguna de aquellas familias vivió luego en Malmea y las instituciones reconocen que el poblado de Fuencarral era mucho menos conflictivo que el de Rivas.

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