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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Más que humo

Un jurado de Miami ha abierto una vía judicial potencialmente devastadora para las grandes empresas tabacaleras de Estados Unidos. Por primera vez una demanda colectiva ha llevado a un veredicto en su contra, que las declara responsables de causar una veintena de enfermedades -entre ellas, varios tipos de cáncer- en fumadores. Considera, además, que son culpables de mentir y conspirar para esconder que los cigarrillos resultan peligrosos para el consumidor y tienen efectos adictivos. En las siguientes fases del proceso, el jurado tendrá que fijar lo que pueden ser unas indemnizaciones billonarias para el casi medio millón de afectados que se han personado en este proceso colectivo. El camino es largo y las industrias tabacaleras confían en que triunfe su eventual apelación al Tribunal Supremo de Florida para que revoque el proceso basándose en el argumento de que no procedía una demanda colectiva masiva. No obstante, paso a paso, el viento judicial gira en contra de la industria, que en 1997 tuvo que llegar a un acuerdo con algunos Estados de la Unión para costear los gastos sanitarios inducidos por el tabaquismo, lo que ha evitado condenas judiciales a cambio de indemnizaciones billonarias pactadas. Pese a todo, recientemente ha sido condenada en dos demandas individuales. Tras años de campaña antitabaco, los jurados, como se ha demostrado en Miami, empiezan a fallar en contra de las compañías tabacaleras, una tendencia que puede verse reforzada por este veredicto, que, además, abre la puerta a cientos de miles de posibles nuevas demandas individuales y colectivas. El negocio del tabaco tiene unas perspectivas judiciales muy poco halagueñas.

Más información
Ofensiva de las tabacaleras de EEUU para bloquear su gran derrota judicial

Los procesos legales contra las grandes tabacaleras no se limitan a Estados Unidos. Una aseguradora francesa y los Gobiernos de Guatemala y Nicaragua han iniciado demandas contra ellas por los gastos sanitarios que provoca el tratamiento de enfermedades propias de fumadores. No se trata, pues, simplemente de litigios que proliferan en un país rico y pleiteante como EE UU. Las reclamaciones ante los tribunales se extienden a otros países donde la industria tabacalera busca nuevos consumidores con los que suplir la creciente reducción de fumadores en Estados Unidos.

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El proceso de Miami ha dejado al descubierto los intentos de las grandes industrias para esconder los efectos y la adicción que produce el tabaco. Que fumar provoca o favorece enfermedades está científicamente demostrado, aunque la industria se empeñe en negarlo. No es razón para prohibirlo; pero el fumador tiene derecho a saber lo que fuma.

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