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Crítica:Octavos de final de la Copa del Rey | FÚTBOL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La Gimnástica sonroja al Barça

El equipo azulgrana no pudo superar al cántabro, que tuvo varias ocasiones de marcar

Robert Álvarez

Un rival pequeño, un campo casi vacío, un equipo plagado de suplentes y un juego vacuo y destensado por completo volvieron a completar una noche de perplejidad en el Camp Nou. El Barça se reencarnó en el equipo carente de miras, blandito, contemporizador, sin nervio y con una absoluta propensión al fatalismo que de vez en cuando atribula a su parroquia y deja en vilo a todo el mundo, atónito por esa incapacidad azulgrana para marcar distancias frente a rivales de pequeña monta como ayer lo era la Gimnástica Torrelavega. El Barça estrelló dos remates en los palos, pero la Gimnástica le devolvió uno y disfrutó de las dos últimas y más claras ocasiones del partido que acabó convirtiéndose en un infierno para los azulgrana.

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Serra Ferrer sacó un equipo plagado de suplentes que no encontró soluciones para moverse en un tablero que la Gimnástica encogió como ya era previsible y natural en un partido entre dos equipos con una diferencia de potencial enorme, al menos en teoría. El Barcelona se entretuvo con un toqueteo sin solución de continuidad. El balón iba y venía sin mayor sentido frente a las dos líneas defensivas de la Gimnástica. Sin cambios de velocidad, sin diagonales y sin paredes en las zonas de mayor riesgo, el equipo azulgrana echó de menos los alardes individuales de Rivaldo y las pivotaciones y la clarividencia de Kluivert. El brasileño, ante la inoperancia de sus compañeros, tuvo que acabar jugando la última media hora sin que tampoco aportara nada nuevo.

La Gimnástica logró su propósito con una relativa comodidad. Bien agrupados atrás, los entusiastas jugadores del equipo cántabro, no pasaron grandes apuros. Bastida y Uribarri engancharon a los extremos azulgrana, Zenden y Alfonso, que no lograron alcanzar el mínimo nivel físico y de movimientos. Y Dani quedó totalmente desactivado en el centro del ataque del Barcelona.

Pero los problemas del Barcelona empezaban ya atrás. Xavi y Petit formaron un doble pivote que no dio más que para transportar el balón. De los dos jugadores que debían armar el juego azulgrana no salió ningún pase con intención. Los jugadores de la Gimnástica no tuvieron que ejercer una presión espectacular. Les bastó ir basculando al cadencioso ritmo que movía la pelota el Barça para acabar interrumpiéndolo. Una pierna que se estiraba, un jugador que se interponía, y, !zas¡, el balón para la Gimástica. Sólo las incorporaciones de Gabri, que corrió por toda la banda derecha, provocaron trabajo extra a la defensa cántabra. El otro lateral, el debutante en el primer equipo, Bermudo, bastante tuvo con mantener a raya a Juanjo.

El Barça sólo tuvo una ocasión a lo largo del primer tiempo. Y fue a balón parado. Una falta en la frontal, excelentemente lanzada por Frank De Boer, obligó a Gonzalo a una buena intervención que concluyó con su rechace en el travesaño. Pero la Gimnástica no renunció a la réplica. En un par de ocasiones insinuó su peligrosidad y en la tercera, Juanjo recuperó un balón mal despejado por Bermudo, cedió a Chili, éste aguardó el instante preciso en el que Bermejo irrumpió por el agujero defensivo azulgrana y le ofreció la asistencia que fue rematada a la base del palo izquierdo de la portería de Reina. El susto que se llevó sumió definitivamente al equipo azulgrana en un estado de ofuscación del que no se repuso hasta siete minutos después cuando llegó el descanso.

Ante el desaguisado, Serra Ferrer dio entrada a Overmars primero y, poco después, a Rivaldo, ocupando los puestos de Zenden y Petit. El Barça mejoró ligeramente. Formó una línea ofensiva de cuatro con Overmars por la derecha, Dani y Rivaldo muy pegados y Alfonso en la izquierda.Un centro del holandés propició el segundo palo para el Barça con un cabezazo de Gerard y Alfonso y Gabri pusieron de nuevo a prueba a Gonzalo. Pero no tuvo continuidad el equipo azulgrana. Volvió a pasarse largos minutos sin atisbar el remate. Al contrario, la Gimástica se envalentonó y acabó hilando dos jugadas que obligaron a decisivas intervenciones de Reina, primero ante un remate que no enganchó bien Chili cuando estaba totalmente solo, y después ante otro disparo seco de Bermejo. Allí concluyó el suplicio azulgrana y la meritoria actuación de la Gimnástica que se despidió de la Copa con la cabeza muy alta y con sabor a epopeya.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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