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Ventaja de Sharon sobre Barak en el comienzo de la campaña electoral

La imagen de Ariel Sharon, presidente del partido conservador Likud, amenaza con monopolizar la campaña de las elecciones a primer ministro que se inició ayer en Israel y que desembocará en los comicios del próximo 6 de febrero. El viejo general de 77 años es una obligada y permanente referencia en los mensajes y la propaganda de su partido, pero también para los del enemigo, el laborismo, que ha centrado su campaña en un sistemático ataque al líder de la derecha, resaltando su pasado radical e intransigente.

El Likud, que dispondrá, como los laboristas, de 120 minutos de propaganda televisiva, ha desempolvado el lema utilizado en la campaña de 1995, que dio el triunfo a Benjamín Netanyahu: 'Paz y seguridad', pero recalcando la última palabra y poniendo en un segundo término un posible pacto con los palestinos, según se ha podido comprobar en los grandes carteles que han empezado a pegarse en las calles de Israel.

La campaña laborista es un ataque metódico y constante a Sharon, al que acusan de intentar llevar a Israel a una guerra. Las referencias al pasado belicista del general son permanentes en la propaganda de la campaña de Ehud Barak, quien ha optado por bucear en los archivos y recordar al electorado las páginas más sangrientas del general en Líbano, o las más recientes, cuando trató en la guerra del Golfo atacar a Irak.

La gran baza electoral de los laboristas, un acuerdo con los palestinos, seguía ayer cocinándose en Jerusalén, en una reunión de altos cargos palestinos e israelíes, con el plan Clinton sobre la mesa, que finalizó sin acuerdo.

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