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Entrevista:HARRY MULISCH | ESCRITOR | 60ª FERIA DEL LIBRO

'Siempre supe que era un genio'

Cuando a Harry Mulisch (Haarlem, 1927) le preguntan por qué nunca atiende a los traductores de sus obras contesta: 'A Aristóteles tampoco le consultan'. Autor de cuentos, novela, ensayos, poemas, libretos de ópera y guiones de teatro, hijo de un austro-húngaro colaboracionista de los nazis y de una judía, el escritor holandés tiene motivos sobrados para justificar su criticada soberbia. Ha recibido los más prestigiosos premios de Holanda, la crítica en Estados Unidos le ha llegado a calificar como uno de los grandes escritores de todos los tiempos, su nombre suena insistentemente para el Nobel y su obra se ha traducido a más de veinte lenguas. En español se acaba de publicar El procedimiento (Tusquets) y hace no mucho participó en el ciclo dedicado a escritores holandeses que tuvo lugar en la Fundación Carlos Amberes.

'Leí lo que había que leer hasta los 30 y ahora sólo leo lo que me interesa, los libros científicos'
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Quienes fuera de Holanda, no habían descubierto a Mulisch con El atentado, cuya versión filmada ganó el Oscar a la mejor película extranjera, lo hicieron con El descubrimiento del cielo, considerada su obra maestra. Pero el polifacético autor no deja de sorprender con cada nueva novela. Publicada en Holanda en 1998 y extraordinariamente documentada, El procedimiento es una mezcla de mitología, magia y psicología, creación divina y científica, paradojas y reflexiones.

Victor Werker, el personaje principal, es un científico que desafiando las leyes de la naturaleza logra crear a un ser vivo a partir de partículas de cristal. 'Como hace un escritor al dar vida a sus personajes', reflexiona Mulisch. No se trata de la única coincidencia. El autor reconoce que la vida de su personaje tiene 'muchos paralelismos' con su propia vida. 'Cuando era adolescente yo quería ser alguien como él, un hombre de la ciencia, físico o químico, pero la vida me llevó por otros derroteros'.

Victor, que lleva el nombre de su abuelo, fue concebido un sábado de noviembre de 1951, el mismo día que Mulisch recibió el premio Reina Prinsen Geerligs por su primera novela, Archibal Strohalm, que le lanzó a la fama. En 1992 el personaje hizo su gran descubrimiento, el año que el autor escribía El descubrimiento del cielo, una obra de cerca de 900 páginas que el cineasta holandés Jeroen Krabbé esta terminando de filmar para la gran pantalla. También ese año, cuando el escritor tenía más de 65 años, nació su tercer hijo, de una segunda relación sentimental.

¿Para qué inventar si la realidad es más rica que la imaginación?, se pregunta Mulisch. 'Mi lujo es esta habitación llena de libros, idéntica a una que vi desde la calle cuando era adolescente y que me dio la idea de ser escritor'.

Basado en ella escribió una de sus primeras obras, De Kamer (La habitación), pero de hecho, en todos sus libros -al español están traducidos además Dos mujeres, El atentado y El descubrimiento del cielo- están desparramados datos autobiográficos que no se molesta en ocultar. 'Es más divertido esto que escribir una autobiografía'. Hijo de una judía a la que los buenos contactos de su padre lograron salvar de las cámaras de gas, pero no así a sus abuelos maternos, la Segunda Guerra Mundial es una temática recurrente en su obra. Su último libro, Sigfrido, (todavía sin traducir) da de nuevo vida al discutido Hitler.

Completamente autodidacta -'con la guerra cerraron el colegio y luego ya no tuve ganas de volver'-, y uno de los abanderados de la izquierda intelectual holandesa en los años 70, el único que nunca ha dudado de su talento ha sido él mismo. 'Siempre estuve convencido de que era un genio, únicamente no sabía en que campo iba a desarrollarme'.

A estas alturas de la vida, Mulisch, que no lee casi ninguna novela de las que escriben sus contemporáneos ('leí lo que había que leer hasta los 30 y ahora me limito a lo que me interesa que son los libros científicos'), se permite lujos que antes no se habría permitido. En las primeras líneas de El procedimiento escribe: 'Quien desee ser cautivado de inmediato con el propósito de matar el tiempo que cierre ahora mismo este libro'. A Mulisch no le importa si se le asustan los lectores o si vende algún libro más o menos. 'Es la ventaja de la edad, la fama y el reconocimiento', asegura a sabiendas de que con su virtuosismo literario recupera enseguida a los descarriados.

Harry Mulisch, autor de El prodedimiento.
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