Un público implicado y justiciero

El tenor José Zapata, el bajo Juan Manuel Muruaga y la contralto Marisa Roca recibieron ayer un buen abucheo en el teatro de la Maestranza de Sevilla. La reprimenda no se debió a que desafinaran en sus papeles en la ópera El pequeño deshollinador, de Benjamin Britten; sino a la justicia implacable del público. Con esta reprimenda, los 1.800 espectadores que asistieron al estreno del espectáculo querían castigar la maldad de los personajes que interpretaron. Y es que el público del estreno de esta nueva producción del Teatro de la Maestranza, se entregó tan de lleno a la magia del teatro y la música que confundió realidad con ficción.

El respetable tenía ayer entre 7 y 14 años y casi todos asistían a su bautismo lírico. El pequeño deshollinador, que se representará también hoy, incluye a 14 niños en su reparto para contar una historia de explotación infantil, un chaval de ocho años a quien dos bribones esclavizaban para limpiar chimeneas.

'Haría cola para venir a la ópera, pero sólo si dura unos 20 o 21 minutos', dice un estudiante

Los gritos, silbidos y pataleos que atronaban la sala del teatro de la Maestranza, se tornaron silencio cuando los pequeños cantantes salieron a escena. Entre el público algunos, como Rafael Marchante, 10 años y estudiante de 5º, se mordía hasta los nudillos y seguía, con ojos de espanto, los movimientos de José María Aguilar, quien dio vida al pobre Sam, el pequeño que se ve forzado a trepar por las chimeneas.

A Jesús Santana, 12 años y alumno de 6º, le ha fascinado su primer encuentro con la ópera, aunque no se queda con ningún cantante en especial. 'Me han gustado tos por iguá. No me importaría hacer cola para venir otra vez a la ópera, pero sólo si la cola dura unos 20 o 21 minutos como máximo', aclara este estudiante del colegio público Pedro Garfias, de Sevilla. En esta ocasión, ninguno de los pequeños ha tenido que hacer cola, ya que han sido sus colegios -al estreno de ayer acudieron alumnos de 17 centros- los que se han encargado de la intendencia. El pequeño deshollinador, con la dirección de escena de Juan Dolores Caballero El Chino, es la primera ópera para niños que produce el Maestranza. 'El teatro ya alcanzado la madurez suficiente para ponerse a pensar en sus futuros espectadores. Esto es una experiencia nueva que, a juzgar por los resultado, repetiremos cada temporada', adelantó José Luis Castro, director del Maestranza.

Carmen Sánchez, 8 años y estudiante de 3º, estaba contentísima tras la función. Ella toca la flauta hace un año y ya se imagina en el foso de un teatro, como los jóvenes músicos a los que dirigió ayer Juan Luis Pérez. 'Le voy a decir a mis padres que me traigan otro día', asegura. 'Se merecían algo más que un aplauso, una placa o algo así', añade José Salvador Martos, 11 años y preocupado ya por reconocimientos públicos. Además de los cuatro adultos y 14 niños que representaron esta ópera sobre el escenario, la producción contó con un coro de 140 niños de dos colegios públicos y el Conservatorio de Sevilla que cantaron desde las primeras filas del patio de butacas.

Juan Luis Pérez, intentó hacer una introducción a esta ópera que Britten compuso en 1949 inspirado en un caso real de un niño vendido por sus padres, pero el silencio no llegó hasta que sonaron las primeras notas. 'Según el libreto, la acción transcurría en una casa victoriana en la que vivían otros niños. Nosotros hemos inventado un internado para darle un aire más revolucionario', explica Juan Dolores Caballero, quien ha creado un espectáculo para amantes de la escena, sin distinciones de edad.