Menos fe y más participación cívica
La dimensión religiosa, junto con la vida familiar, es una de las áreas que han experimentado transformaciones más profundas, en opinión del profesor Antonio Ariño. Si bien se mantiene en el 40% el nivel de encuestados que en 1995 declaraba que nunca va a misa, la religión tiene en este momento 'escasa importancia en la vida cotidiana de la sociedad valenciana'. Pese a que un elevado porcentaje (81%) sigue creyendo 'en la divinidad', sólo el 20% cumple con las práctica dominical católica. Otro matiz nada desdeñable es que, todavía bajo el Gobierno socialista, un 84% se declaraba 'perteneciente a la religión católica', mientras que actualmente, después de un quinquenio de gestión del PP, la adscripción al catolicismo ha caído 7 puntos, alcanzado al 77% de la población.
La pérdida de interés o de atractivo por los modelos de participación social tradicionales (tanto en política como en religión) se traduce, sin embargo, en un alta confianza (un 72%) en las ONG -el 40% pertenece a algún tipo de asociación- y en los movimientos ciudadanos, como los ecologistas, aunque sólo militen en ellos 'minorías culturalmente cualificadas'. A su vez, recalca el estudio, un segmento crítico de la sociedad (41%) asegura que 'podría en el futuro participar en manifestaciones autorizadas (huelgas y manifestaciones)'. De hecho, la creación de un espacio alternativo para el compromiso cívico es muy atractivo para el 15% de los valencianos que trabaja en alguna organización de voluntariado.
