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CRISIS DIPLOMÁTICA ENTRE MADRID Y RABAT

La decisión de Rabat pone en peligro la cumbre bilateral

El 27 de diciembre era una fecha mítica para la diplomacia española. Aunque todavía no había recibido una confirmación de Rabat, confiaba en que aceptaría su propuesta de celebrar ese día, en algún lugar de Marruecos, la cumbre entre los jefes de Gobierno de ambos países pendiente desde hace más de dos años.

Proponer para la cita de José María Aznar con Abderramán Yussufi una fecha que partía las vacaciones de Navidad del presidente del Gobierno y de todo su séquito, en el que iban a figurar varios ministros, suponía un notable esfuerzo por parte del Ejecutivo español.

Sí ponía tanto afán era porque confiaba en que la reunión consagraría la normalización de las relaciones entre España y Marrueco, que empezaron a deteriorarse tras el fracaso, a finales de abril, de la negociación pesquera y que se envenenaron aún más con la llegada en verano a las playas andaluzas de un sinfín de inmigrantes irregulares.

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Ahora, tras la llamada a consultas del embajador en Madrid, Abdesalam Baraka, la diplomacia española empieza a dudar de que esa cumbre vaya a tener lugar.

Con las dos visitas a Marruecos este otoño del ministro Josep Piqué y otra del secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Miquel Nadal, el Ejecutivo estaba, sin embargo, convencido de haber sentado las bases para una reconciliación con Marruecos que quedaría sellada durante la cumbre. 'Por eso, la medida anunciada por Rabat nos ha desconcertado', confesaba ayer un diplomático.

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La brusca decisión de Rabat también compromete, o por lo menos complica, otra visita, la que el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, tenía previsto hacer a Marruecos dentro de dos semanas y durante la cual iba a ser recibido por el Rey.

Aplazado en varias ocasiones -llegó a estar previsto para julio-, el primer viaje a Marruecos del líder del PSOE no pretendía torpedear la política exterior hacia el vecino del sur, sino todo lo contrario. 'La estamos organizando con la intención de ayudar a tender puentes', declaraba recientemente Trinidad Jiménez, secretaria de Relaciones Internacionales del Partido Socialista.

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