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Reportaje:

Gol de Amunike a la Seguridad Social

Una juez obliga al Estado a costear las lesiones de los extranjeros con sus selecciones

Emmanuel Amunike, el jugador nigeriano del Albacete de 31 años, ha marcado en los tribunales un gol que puede hacer historia. El partido no se acabará hasta que se agoten todos los recursos, pero el ex futbolista del Barcelona ha ganado el primer envite. Luisa María Gómez Garrido, magistrada del juzgado de lo Social número 1 de Albacete, dictó el 27 de marzo una sentencia por la que condena a la Seguridad Social y a la Mutua FREMAP, como colaboradora de la misma, a sufragar los gastos originados por la lesión del jugador en un partido internacional de su país el 13 de enero de 2001 frente a Zambia, de la Copa de África. La sentencia, la primera que se dicta en España en ese sentido, puede sentar jurisprudencia y obligar a la Seguridad Social a cubrir los gastos y consecuencias de las lesiones de los internacionales cuando actúan con sus selecciones. La federación y varios clubes españoles se han dirigido al Albacete para interesarse por la sentencia.

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Nada más lesionarse Amunike, el Albacete dio parte de la lesión a la Mutua FREMAP, que rechazó su cobertura al considerar que no se trataba de un accidente de trabajo. La sanidad pública mantiene esa baja 'derivada de enfermedad común'.

El jugador fue operado cuatro días después en la clínica del Rosario de Albacete y permaneció de baja seis meses, hasta el 17 de julio de 2001. El club manchego anticipó el abono de los 4.207 euros de la operación del futbolista. El Albacete, además, según su presidente Mariano López, tiene pendiente de reclamación la cantidad que durante los seis meses de baja pagó al jugador, unos 2.404 euros por mensualidad.

El 11 de octubre Amunike demandó a la Seguridad Social y a FREMAP y suplicó que se dictara sentencia declarando su lesión consecuencia de un accidente de trabajo. 'Nos costó, pero al final convencimos al jugador para que presentara la demanda', cóntó Mariano López Ruiz. 'Pudimos incluso intentar una invalidez permanente', explicó el presidente del Albacete, pero Amunike en esta ocasión no se dejó convencer. Tiene una buena excusa. Le confesó a su presidente que confía en jugar el Mundial con Nigeria. 'Los futbolistas se resisten a pedir la invalidez permanente. Prefieren seguir jugando. Cobran más y siempre hay tiempo para demandar esta cuestión', explicó Fernando Álvarez Bel, el abogado de Amunike.

La jueza, a la que correspondió resolver la demanda del jugador, reconoce en su sentencia que la relación laboral de que gozan en España todos los futbolistas profesionales con sus clubes no se interrumpe cuando juegan con sus selecciones. 'El hecho de que un jugador', señala la jueza en su sentencia, 'deba unirse a su selección nacional para jugar partidos, no supone en modo alguno ruptura momentánea de la relación laboral con su club, y ni siquiera suspensión de la misma... Es decir, la relación laboral conserva su virtualidad y efectos, incluso en todo lo relativo al ámbito de la seguridad social'.

La Mutua FREMAP alegó en el caso de Amunike que ese vínculo laboral quedaba cortado desde el mismo momento en que el futbolista prestase sus servicios para otra 'empresa', la selección de Nigeria, distinta a la del Albacete, con la que tiene suscrita la póliza de seguros. FREMAP ha recurrido la sentencia y el abogado del jugador da por seguro que la demanda puede llegar hasta el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y la Mancha.

'Sentencias como ésta son una garantía para los jugadores modestos', destacó Gerardo González Movilla, presidente del sindicato de los futbolistas españoles, la AFE. En esta valoración también coincide el abogado de Amunike: 'La sentencia afecta sobre todo a clubes y selecciones pobres, como sucede en este caso con Nigeria, que no pueden suscribir las pólizas de seguros que firman federaciones como la española, la francesa o la brasileña, entre otras. Seguro que el caso de Amunike no se da en jugadores como Zidane o Rivaldo. Cobran más de esos seguros que de la seguridad social, cuyo tope de cotización es de apenas 2.400 euros'.

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