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Reportaje:

Genética del despeinado

Las cabelleras rebeldes se deben a las mismas mutaciones que desorientan los pelos de las moscas

Javier Sampedro

Hace ya 22 años que Antonio García Bellido, el gran pionero español de la biología del desarrollo, y su entonces estudiante británico David Gubb analizaron unos genes de la mosca del vinagre, Drosophila melanogaster, que coordinan la orientación de los pelos que cubren el cuerpo de este animal. El laboratorio de Jeremy Nathans, de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EE UU), ha descubierto ahora que el mismo grupo de genes orienta el pelo y el vello del ser humano y los demás mamíferos. Nos habíamos librado por los pelos de ser moscas, y ahora ya ni eso.

Los genes se llaman "de polaridad tisular", porque la dirección en que apuntan los pelos no es más que un indicador de la orientación que ya habían adoptado las células de la piel que hay debajo. Estos genes cumplen en realidad una función esencial en la organización de muchos tejidos del cuerpo. Proveen a cada célula de una brújula que le permite orientarse respecto a sus vecinas.

Los genetistas de Drosophila bautizan a los genes por lo que ocurre cuando fallan. Por ejemplo, el gen que tiñe de rojo los ojos de la mosca se llama "blanco", porque ése es el color de los ojos cuando el gen se estropea. Por esta razón, los genes de polaridad tisular, cuya función normal es orientar a las células y a los pelos, llevan nombres como

disheveled (despeinado), shaggy (desgreñado), prickle (pelo pincho), spiny legs (patas espinosas) o frizzled (rizado).

Ya era sabido que estos genes existen también en los mamíferos, pero se ignoraba su función. Nathans y su equipo han logrado ahora inactivar uno de estos genes (frizzled) en el ratón, y el resultado parece calcado de las mutaciones de la mosca: donde había una pulcra capa de pelos orientados en el mismo sentido, aparece ahora un turbulento enjambre de remolinos. El trabajo se ha presentado en la edición electrónica de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Nathans cree que las alteraciones de estos genes causan también las borrascas capilares que arruinan el tupé a no pocos Homo sapiens. La mayoría de la gente (con pelo) luce un solo remolino en la coronilla, pero todo peluquero se las ha tenido que ver alguna vez con un anarquista cabelludo con dos vórtices occipitales que giran en sentido opuesto, o con un remolino extra encima de la frente. Estas pautas de despeinado tienden a darse en miembros de la misma familia, y eso quiere decir que su causa está en los genes.

Los remolinos humanos se parecen tanto a los de las moscas con mutaciones de polaridad tisular que, según los investigadores norteamericanos, es muy probable que estén detrás los mismos genes. La idea, sin embargo, deberá comprobarse analizando los genes frizzled en unas cuantas familias despeinadas. Los peluqueros podrán funcionar como confidentes.

Una cosa más. Amar Klar, del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, descubrió el año pasado una curiosa relación entre los remolinos del pelo y la zurdera. La gran mayoría de los diestros muestra en la coronilla un remolino que gira como las agujas del reloj, pero entre los zurdos el remolino tiene la misma probabilidad de girar a un lado o al otro. Nathans sugiere: "Los mismos genes que orientan los pelos pueden estar implicados en la asimetría entre los dos lados del cerebro". La genética tiene estas cosas: uno empieza despeinando el ala de una mosca y se acaba sumergiendo en el torbellino de la mente humana.

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