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Reportaje:

Atenas se transforma para los Juegos

La gran fiesta olímpica regresa a sus orígenes del 13 al 29 de agosto

Metamorfosis. Movimiento continuo. Obras que se acaban y otras en plena marcha... Apenas faltan dos meses para el inicio de los Juegos Olímpicos (del 13 al 29 de agosto) y Atenas sigue volcada en el cambio de rostro. Porque, en el fondo, de eso se trata. La mayor fiesta del deporte es la mejor excusa para llevar a cabo una operacion urbanística de dimensiones gigantescas. Y la ciudad está dando los últimos retoques a un esqueleto que ya poco tiene que ver con el de hace cuatro años. El visitante descubrirá que, junto a la vieja Atenas, existe ahora una nueva que se ha abierto al mar y que ha encajado en su trama un impresionante complejo olímpico. Con la firma inconfundible del arquitecto valenciano Santiago Calatrava, en el norte de la ciudad, y a 25 minutos en metro desde la plaza Syntagma, se levanta el OAKA. Basta bajarse en la estación Irini para observar el efecto de la cubierta diseñada por Calatrava para el estadio Olímpico, construido en 1987. Y si lo que se busca es respirar los aires del mar, entonces, viaje inverso. Desde Syntagma, hacia el sur de la ciudad, entre el puerto del Pireo y el barrio de Glyfada, en el litoral, se halla otra buena parte de las instalaciones deportivas (que acogerán, junto a las de OAKA, la mayor parte de las pruebas). Allí, el antiguo aeropuerto se ha convertido en complejo olímpico. Y hasta él llegará en julio el tranvía, que -junto al nuevo metro, que unirá el actual aeropuerto con el centro en media hora, y las autopistas ya inauguradas- está haciendo de Atenas una ciudad un poco menos caótica, más transitable y más amable.

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Y de lo nuevo a lo antiguo. Perdido entre un dédalo de angostas y pequeñas callejuelas, durmiendo a los pies de la Acrópolis, impasible al paso del tiempo y a los cambios, se esconde uno de los muchos barrios que alberga Atenas. Es un mundo diminuto, de casas casi liliputienses, de calles encaladas y jardines frondosos; de paisanos que calan gorra, toman café en la calle mientras juegan al tavli o matan las horas dándole al comboloi; de mujeres que tienden la ropa en el jardín y preparan la comida. Un espacio de otro tiempo en la ciudad moderna. Y, sin embargo, pocos lo conocen. Una frontera en forma de pendiente ascensión lo protege de la muchedumbre que alborota y da vida al resto del barrio de Plaka.

Atenas despliega sus encantos, desde las piedras milenarias a lo más moderno. Pero conviene aclarar una cosa: los que pretendan viajar a Atenas y gastar poco, que se vayan olvidando de la idea. La capital griega ha dejado de ser aquella ciudad ideal para el bolsillo limitado para convertirse en una de las urbes más caras de Europa. Para muestra, un botón: un frappé, el afamado café griego, puede llegar a costar unos seis euros en algunas de las cafeterías más puestas. Vale que los griegos, con su afición a la charla y a la vida pausada, pueden pasarse dos horas degustando el mismo frappé sin que por eso el camarero los mire con mala cara... ¡Pero se trata sólo de un poco de agua, café, hielo y mucha espuma! Con todo, sería un pecado marcharse de Atenas sin haberlo probado. En su modalidad dulce, semi o amargo, y junto al capuccino fredo, es una de esas invenciones griegas que sirven para soportar mejor los calurosos días veraniegos.

Grandes monumentos

Por más que uno pertenezca al grupo de los ultramodernos, debería dejarse perder por, al menos, algunos de los grandes monumentos que dan fama a esta ciudad desde los tiempos en los que Atenea y Zeus y el séquito de dioses con debilidades mortales habitaban estos parajes. Bastan 12 euros para visitar el conjunto de los más importantes. Con una única entrada (de lunes a domingo y de 8.00 a 19.00), uno puede subir a la Acrópolis y plantearse cuestiones más físicas que espirituales al observar el tamaño de los bloques de mármol que arman las columnas del Partenón e intentar adivinar cómo llegaron hasta allí...; trasladarse a la época en la que el ágora constituía el centro de la vida pública; admirar el Thissio, uno de los templos mejor conservados de toda Grecia; y hacer un buen ejercicio de imaginación para convertir las 15 impresionantes columnas que sobreviven del templo de Zeus en las 84 originales e intentar visualizar el mayor templo de la Grecia Antigua. La entrada incluye además la visita al Keramikos, el monumental cementerio, y a la torre de los Vientos.

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Buena parte de estos parajes tienen ahora el aliciente de estar conectados por un paseo peatonal, el Dionisiou Aeropagitou, y Apostolo Pavlo, que en su último tramo ofrece algunos de los locales más in de la ciudad. Cafeterías, restaurantes y bares modernos con terrazas y música moderna que miran al Partenón, al Thissio, a la ciudad vieja. Como merece la pena, en el camino de subida o de bajada conviene desviarse un poco y adentrarse en el Filopappou, la colina que se halla enfrente de la Acrópolis y en una de cuya cavernas, dicen, estuvo preso Sócrates. Como si uno hubiera abandonado de repente Atenas, puede pasear entre árboles, amapolas y tortugas con el único alboroto de los pájaros. Desde allí, dejándose perder por los senderos, se contemplan las mejores vistas de la Acrópolis y algunas de las más bonitas hacia el mar. Si lo que se quiere es una panorámica más general, entonces hay que subir a la otra gran colina, el Lycabettus. Desde Kolonaki, el barrio más caro del centro, los más deportistas pueden ascender a pie. Para los menos atléticos existe un trenecillo que, por seis euros, recorre el último tramo. Una vez en la cima, Atenas aparece en toda su inmensidad, con el mar al fondo, sus monumentos esparcidos y su desmesurada y caótica concentración. Se puede observar el espectáculo mientras se degusta un frappé en el café restaurante.

Sintagma y Zappeion

Otro buen paseo aconseja partir de la plaza Sintagma, centro neurálgico de Atenas ahora en plena reconstrucción, acercarse al Parlamento -antiguo palacio de Otto I de Bavaria- y contemplar el curioso cambio de guardia antes de perderse por el parque nacional -en otro tiempo perteneciente a la familia real-, que alberga un pequeño zoológico. La ruta continúa hacia el Zappeion, magnífico edificio neoclásico dedicado a palacio de congresos, y el Kallimarmaro, el fantástico estadio con gradas de mármol que en 1896 acogió los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, y donde, durante las últimas semanas, ha ardido la llama olímpica antes de emprender su viaje por todo el mundo.

Por la noche, el ambiente está asegurado. Los griegos adoran hacer vida en la calle. Sea la hora que sea, las terrazas de las cafeterías están siempre llenas. Si uno quiere desmarcarse de la opción tradicional que representa Plaka, el más antiguo y pintoresco barrio de la ciudad, con sus callejuelas, sus casas bajas, sus tabernas típicas (y turísticas) y sus cientos de puestos de recuerdos, no precisa caminar demasiado. Justo al lado, tras pasar Monasteraki, y un poco escondido, se encuentra Psirri, una de las zonas de moda para pasar una buena noche. Antiguo barrio de talleres de costura, ahora alberga algunos de los locales más en boga. Otra buena opción es el barrio de Thissio, o, muy cerca, el de Gazi, donde los locales de diversión están sustituyendo a las antiguas fábricas. Y, en el sur de la ciudad, ya en el puerto del Pireo, el Mikrolimano y Castela, dos pequeñas bahías llenas de ambiente frente al mar. Para no abandonar Atenas sin haberse dado un baño, nada mejor que dirigirse al Paleo Faliro o a Vouliagmeni, y, al tiempo, contemplar algunos de los estadios del litoral ateniense que albergarán pruebas olímpicas.

Y para los más viajeros, algunas ideas para excursiones de un día: Ydra, una de las islas más bonitas del golfo Sarónico; Sounio, para contemplar una de las puestas de sol más bonitas, con el templo de Poseidón dominando el cabo; las islas de Salamina y Angistri, a dos pasos del Pireo; Delfos, a unas tres horas, y Nafplio, antigua capital del país.

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos e información

- Prefijo telefónico: 00 30 210.

- Población: Atenas tiene cerca de cuatro millones de habitantes.

- Turismo de Grecia en Madrid (915 48 48 90; www.gnto.gr). Oficina de turismo en Atenas (870 70 00).

- www.athens2004.com.

Cómo ir

- Iberia (ww

w.iberia.com; 902 400 500), vuelos directos desde Madrid y Barcelona. Ida y vuelta desde las dos ciudades, entre 283 y 583 más tasas.

- Olympic Airlines (915 41

99 45), vuelos directos desde Madrid; antes del 25 de julio, de 260 a 550 más tasas; después, de 300 a 700 más tasas.

Dormir

- Phaedra Hotel (322 77 95). Lissikratous y Cherefondos, 16 (Plaka). Habitación doble, 60 euros.

- Marble-House Pension (923 40 58). Zini, 35 (Makrigiani). 50 euros.

- Hermes Hotel (323 55 14). Apollonos, 19 (entre Syntagma y Plaka). 100 euros.

- Hotel Acrópolis View (921 73 03). 10, Webster y Robertou Galli. 201 euros.

Comer

- Taverna Sissifos (324 60 43). Minisikleous, 31 (Plaka). Terraza. Alrededor de 15 euros por persona.

- Taverna Platanos (322 06 66). Diogenous, 2 (Plaka). Unos 15 euros.

- Restaurante Thalatta (346 42 04). Vitonos, 5 (Gazi). De 25 a 30 euros.

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