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Cinco bandas han reventado desde enero 70 expendedores de billetes de metro

Cada golpe reporta a los ladrones hasta 6.000 euros en billetes y monedas

Cinco bandas de rumanos tienen en jaque a la policía desde principios de año. Estos grupos se dedican a reventar las máquinas expendedoras de billetes de metro durante la noche y se hacen con la recaudación, que en algunas ocasiones pueden alcanzar los 6.000 euros. A eso hay que unir los destrozos en los sistemas informático y de cableado de las máquinas, que suponen desembolsos en su reparación de hasta 3.000 euros. La policía ha detenido a los presuntos atracadores en cuatro ocasiones, pero los jueces los dejan libres porque estos robos no generan alarma social.

Los grupos de atracadores se llevan en cada golpe entre 2.000 y 6.000 euros

Hasta la fecha han sido asaltadas 70 de las más de 700 máquinas expendedoras que hay en la red de metro. La forma de actuar de estas bandas es siempre la misma. Esperan a que el metro cierre sus puertas, sobre las dos de la madrugada, y acuden a las estaciones con mejores accesos desde el exterior y con menos vigilancia. Las más propicias son en ese aspecto las de los distritos de Moratalaz, Carabanchel, las cercanas a los recintos feriales y las de la zona centro.

Los ladrones cogen un palo largo y manipulan a distancia un dispositivo que permite abrir las verjas en caso de que algún pasajero se quede encerrado accidentalmente. Después recorren todos los pasillos de la estación y comprueban que no haya ningún vigilante de seguridad en las proximidades. Cuando ya han asegurado la zona de trabajo, sacan las herramientas que llevan en una mochila: un cortafríos y un martillo les bastan para hacer saltar la parte delantera de la máquina.

Dos o tres minutos son suficientes para desvalijar los cajetines de la máquina y hacerse con toda la recaudación, tanto de billetes como de monedas, según explican fuentes judiciales. La recaudación depende del tiempo que lleve Metro sin retirar el efectivo, pero siempre anda entre los 2.000 y los 6.000 euros, lo que hace muy apetecible para los ladrones este tipo de golpes.

Después, huyen por donde han entrado y, una vez en la calle, es casi imposible seguirles el rastro. En la superficie pasan totalmente inadvertidos y siempre eligen lugares con fácil huida.

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Los responsables de seguridad de Metro, cuyo centro de control se encuentra en la estación del Alto del Arenal (Puente de Vallecas), suelen avisar de estos robos a sus vigilantes, ya que la red de metro dispone de numerosas cámaras por todos los pasillos. El problema reside en que, al ser robos tan rápidos, no tienen tiempo de reaccionar y llegar al lugar de los hechos. Además, los propios ladrones han tomado sus precauciones para dificultar sus detenciones. Al principio actuaban a cara descubierta y dejando sus huellas dactilares. Pero ahora se ponen gorras para no ser identificados en las imágenes grabadas y guantes para que la policía no tenga indicios contra ellos a la hora de ser detenidos.

A principios de año, los servicios de seguridad del metro y la Policía Municipal detectaron que los presuntos atracadores eran sólo uno o dos, pero poco a poco, dado lo lucrativo de los robos, el número de cacos que siguen esta modalidad ha ido creciendo. Ahora pueden actuar hasta cinco grupos, según sospechan los agentes.

El problema con el que se enfrenta la policía es que cuesta bastante detener a estos delincuentes, ya que la red de metro es muy amplia, en torno a las 200 estaciones (hay más de 700 máquinas expendedoras de billetes), y las bandas actúan sin una periodicidad fija. "Revientan las máquinas y con lo que han conseguido viven una temporada. Cuando se les acaba, vuelven a robar", señalan fuentes de la investigación.

Según estas fuentes, los supuestos autores han sido detenidos hasta en cuatro ocasiones en algunos casos. Las pruebas que había contra ellos eran determinantes: reconocimientos fotográficos, huellas... En algunos casos, les han llegado a pillar in fraganti y con todo el botín. Pero los jueces siempre los dejan en libertad, ya que penalmente se trata de un robo con fuerza que no genera alarma social, por lo que no lleva acarreada prisión preventiva. Al volver a la calle, los atracadores siguen robando con total impunidad hasta que vuelvan a ser arrestados. Algunos de ellos acumulan ya hasta cuatro detenciones.

Hasta la fecha son cerca de 70 los robos que han sufrido las máquinas del metro, lo que supone un monto considerable tanto en dinero sustraído como en el coste de las reparaciones. Septiembre fue uno de los peores meses: se registraron más de 10 asaltos en diferentes noches.

Metro resta importancia a estas "actuaciones aisladas" y asegura que la empresa está poniendo medidas para evitarlas.

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