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Tribuna:CIENCIA
Tribuna
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Una reflexión que surge de dos celebraciones en honor a Einstein

El autor destaca que, para mantener el ritmo de progreso, España debe planificar su política científica a largo plazo con apoyo económico y administrativo.

Durante este Año Internacional de la Física se han organizado y se organizarán, en muchas partes del mundo, múltiples actos de diversa calidad, duración y contenido tendentes a rememorar el centenario del denominado Annus Mirabilis de Einstein. Fue precisamente en 1905 cuando el gran físico publicó los tres famosos artículos que iluminarían con la luz de la excelencia la posterior trayectoria de la física, desde entonces hasta nuestros días.

Las más ilustres instituciones, academias y universidades han intentado recabar la atención de una sociedad que, aunque casi nunca diligente para el reconocimiento de lo científico, utiliza como estructura material de su bienestar los descubrimientos derivados de la investigación científica. Entre los diversos actos organizados en España ha sobresalido por su impresionante calidad el celebrado el último septiembre en San Sebastián, dirigido con máxima eficiencia por Alberto Galindo y Unai Ugalde, presidente y secretario, respectivamente, del acto, concebido y planeado por el Centro Internacional de Física de esta ciudad. El prestigio de los científicos que participaron como conferenciantes invitados, la riqueza y actualidad de los temas que trataron y la magnífica organización justificaron el éxito del encuentro. En este ambiente de auténtica celebración hay que incluir la ejemplar permanencia en el Palacio de Congresos del Kursaal durante toda la jornada de apertura del lehendakari del Gobierno vasco. Esta permanencia de horas en la sala fue realmente agradecida por los sorprendidos científicos presentes habituados a que los responsables políticos locales asistan, como mucho, durante unos breves instantes a la apertura de los más importantes de sus congresos.

Merece un comentario adicional la naturaleza del centro que organizó y programó el Congreso. El Centro Internacional de Física es un instituto original que se sostiene sobre una imaginativa combinación de caracteres privados y públicos. La brillante calidad científica de su alma y promotor, Pedro Echenique, y de su equipo internacional de científicos dirigido por Juan Colmenero ha permitido que el centro sea faro de atención para algunos de los mejores laboratorios del mundo de física del estado sólido. La apuesta política por la creación y ayuda a institutos científicos de calidad que escapen de la disciplina burocrática habitual se ve razonablemente fundamentada con el referido ejemplo vasco.

Dentro del marco regular universitario, la Facultad de Físicas de la Universidad Complutense ha organizado durante este año diversos actos que se verán rematados por unas jornadas sobre nanociencia los días 14, 15 y 16 de diciembre. También, un amplio panel de magníficos investigadores ha sido invitado a este encuentro.

Diez científicos galardonados con el premio Nobel se encuentran entre los conferenciantes de los encuentros de San Sebastián y Madrid. Con ellos, un amplio grupo de físicos españoles de primera línea en diversas especialidades ha participado o participará en estos actos. La existencia de grupos españoles de calidad y próximos o inmersos en la frontera del conocimiento es el fruto del magisterio de un puñado de buenos científicos, entre los que cabe destacar a Nicolás Cabrera, la creación del Grupo Interuniversitario de Física Teórica (GIFT), y principalmente de la política científica posterior llevada a cabo en España en los años ochenta del siglo pasado. Aquella planificación fue conducida por Juan Rojo y su equipo durante, principalmente, el ministerio de Javier Solana. Cosa poco frecuente, la política que hicieron Rojo, y entre otros Ana Crespo, Luis Oro, el ya ausente pero inolvidable Roberto Fernández de Caleya, Pedro Pascual y Francisco J. Ynduráin -ambos, brillantes ponentes en San Sebastián-, constituyó una apuesta a largo plazo, como se puede apreciar hoy, 20 años después. Parece oportuno indicar que Juan Rojo, desde su cátedra de la Complutense, ha participado como uno más de los organizadores del próximo encuentro de Madrid.

Si bien es de justicia reconocer la existencia de grupos de vanguardia españoles en la física mundial, también es oportuno precisar que no existen laboratorios que sean centros de atención indiscutible en algún aspecto parcial de la investigación de frontera. Esta carencia puede también enunciarse del siguiente modo: no es probable que los magníficos científicos que, trabajando en España, han acompañado en San Sebastián como conferenciantes a los seis premios Nobel extranjeros sean galardonados con este premio. Ambos enunciados, sin duda equivalentes, sirven para marcar un salto cualitativo en la evolución de la investigación física en España. Si deseamos mantener el ritmo de progreso se requiere hacer, hoy de nuevo, política científica a largo plazo. El objetivo de esta política sería el apoyo económico y principalmente administrativo, a laboratorios ya existentes o de nueva creación que estuvieran destinados a ser referentes mundiales en aquellos campos en que fuera razonablemente justificada la esperanza de que pudieran serlo. De estos laboratorios surgirían en el futuro las candidaturas a los premios Nobel que tanto echamos en falta.

La base cuantitativa de calidad científica ya existe, como fácilmente se constata. La toma de decisiones, que necesariamente implicará una selección rígida, será arriesgada e incómoda y contrariará a muchos excelentes científicos. La exageradamente pobre imbricación de la ciencia en la textura económico-empresarial dificultará aún más la tarea. No obstante, si queremos dar ese salto cualitativo que justificaría el esfuerzo ya realizado, hay que modificar el reparto casi uniforme de los medios disponibles, sean éstos altos o bajos, y arriesgar por la excelencia. El ejemplo del Centro de Física de San Sebastián merece la reflexión serena de nuestros políticos científicos.

Antonio Hernando Grande es catedrático de Magnetismo de la Materia en la Universidad Complutense de Madrid.

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