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El 94% de las bodegas considera el diseño gráfico un valor añadido al producto

La profesora del CUM, Eva Domínguez, ha analizado la evolución gráfica de las etiquetas de vino en Extremadura desde 1970 hasta 2005.

En su investigación, dirigida por Mª del Mar Lozano Bartolozzi del departamento de Historia del Arte, ha realizado un estudio preliminar que indaga en la gestión del diseño gráfico de etiquetas de vino en las bodegas extremeñas desde 1970 hasta 2005.

Se trata del primer estudio de estas características que se realiza en Extremadura y que ha arrojado unos resultados que son el reflejo de la realidad de la región en cuanto a diseño gráfico se refiere. El 94% de las bodegas considera el diseño gráfico como valor añadido al producto, mientras que, paradójicamente, tan sólo el 52% de las bodegas encuestadas dice haber trabajado alguna vez con profesionales de diseño.

Por otro lado, partiendo de un desconocimiento total del desarrollo y evolución de esta pieza comercial en Extremadura, la investigación de Eva Domínguez ha profundizado mediante el análisis de contenido en la evolución gráfica de las etiquetas de vino, observando los códigos visuales que estructuran el lenguaje visual de éstas: lexográfico, gráfico y código cromático. Estas unidades de análisis comprenden subcategorías que han permitido observar la composición tipográfica, el tipo de ilustración empleada, el empleo de los colores en los diferentes elementos, la ornamentación de la pieza, etc.

Del historicismo al minimalismo, tendencias que marcan estilo

Una de las hipótesis planteada en el inicio de este trabajo presuponía que la evolución gráfica de las etiqueta de los vinos extremeños había sufrido una ralentización en su componente estética y de diseño, en la que no se habían aprovechado todos los recursos plásticos de los que se disponen en este área gráfica. En este sentido, el trabajo revela un cambio en la concepción y composición de las etiquetas de vinos extremeños en los últimos tiempos, observando algunos resultados gráficos que se alejan de los esquemas historicistas de los que tanto se ha abusado en este género. Domínguez encuentra cuatro tendencias definidas que marcan los estilos de diseño en la muestra recopilada: tendencia historicista, historicista minimalista, moderna transgresora y moderna minimalista.

En la sociedad actual la concepción del vino está en fase de transformación lo que se aprecia en su máximo representante visual, la etiqueta. En el pasado, el vino, era un producto con un público muy concreto y estructurado en categorías, desde las más selectas a las más corrientes. "Hoy es un producto con un mercado mucho más amplio, una bebida demandada por un público variado con necesidades y formas de vida muy diferentes. Así que no basta con la etiqueta tradicional de estructura clásica y corte estético de influencia francesa, con escudo o heráldica familiar y alguna ilustración relacionada con el mundo vitivinícola". A su juicio para buscar la atención de este público actualmente desestructurado hay que apelar a sus inquietudes, profundizar en sus necesidades y desarrollar etiquetas atractivas. "Es el proyecto de diseño gráfico el encargado de seducir al consumidor y comunicarle el nuevo concepto de vino estableciendo una estrecha vinculación entre la estética y lo visual".

Este estudio que pretende iniciar el camino de la reflexión en torno al diseño gráfico en la región, puede dar lugar a una publicación, a modo de guía, sobre el buen uso de los códigos gráficos en el lenguaje visual de una de las piezas gráficas fundamentales en el sector vitivinícola, la etiqueta.

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