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El futuro de España

Rajoy arremete contra la política antiterrorista de Zapatero y deja de lado su propia alternativa

Un abismo separa definitivamente a los dos principales líderes políticos de España. Ayer, en la primera jornada del último debate sobre el estado de la nación de la legislatura, quedó más claro que nunca. "Espero que usted sea un paréntesis en la actuación de un dirigente de la oposición que no tiene materia ni agenda y por eso le salen sucesores por todas partes", dijo José Luis Rodríguez Zapatero de Mariano Rajoy. El líder de la oposición, tras una demostración constante de desprecio intelectual, había ido mucho más lejos: "Usted, señor presidente, no da la talla ni para subsecretario. Usted se ha limitado a navegar con rumbo a ninguna parte, han sido tres años de siesta gubernamental". Fue un debate bronco, áspero, que Rajoy concentró casi desde el principio en su tema estrella: el terrorismo.

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Una y otra vez el líder del PP, que despreciaba sugerencias y papeles de sus asesores sobre otros asuntos, como la nueva asignatura de educación para la ciudadanía, se lanzaba en tromba sobre el asunto antiterrorista. Con una dureza similar a la del primer debate de la legislatura, en el que acusó a Zapatero de "traicionar a los muertos" del PSOE, el jefe del PP centró todo en una petición inaudita: "Entregue las actas de sus reuniones con ETA para que todos sepan lo que hizo usted en nombre del Estado y, si no, tenga la decencia de convocar elecciones". "Empezó con ETA, acaba con ETA, sólo tiene a ETA. Tristísimo balance el suyo", sentenció el jefe del Ejecutivo, quien se comprometió a acabar una legislatura que el PP ya da por agotada.

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Rajoy, que hace sólo 15 días comprometió su apoyo contra ETA, ya había dado por rota esa pequeña tregua, pero ayer la dinamitó del todo. Además se concentró en otro asunto delicado, también con víctimas mortales: el atentado de Líbano, en el que murieron seis soldados españoles. El líder del PP trató de asimilar la operación de la ONU en Líbano con la guerra de Irak. "Ningún mandatario extranjero se atrevería a decir que una misión de Naciones Unidas es de guerra, no señor Rajoy, es de paz", le respondió Zapatero en un tono resignado. "Usted se ve abocado a administrar el resentimiento de los que le nombraron", concluyó, en referencia al ex presidente José María Aznar.

También hubo un recordatorio para la teoría de la conspiración. "Hemos aguantado en silencio la deslegitimación intolerable e interesada de la instrucción y el juicio del 11-M. Hemos esperado dos años para conocer el reconocimiento judicial, también deslegitimado, de la inocencia de policías que cumplen con su deber [caso Bono]", señaló Zapatero.

Rajoy repetía una idea: el presidente ha mentido a todos sobre el proceso de paz: "Usted ha mentido, usted ha cedido contra los terroristas, usted ha engañado a los españoles, usted ha jugado con la esperanza de muchos ciudadanos". Zapatero le espetó que los hechos, (esto es, la ruptura de la tregua), prueban lo contrario.

El presidente se atribuyó en exclusiva la responsabilidad de haber puesto en marcha el proceso de paz, pero dejó claro, como exigía Rajoy en los últimos días, que el proceso está muerto y enterrado: "ETA ha hecho imposible el fin dialogado de la violencia. No hay vía alguna para el diálogo; no hay margen alguno para intentarlo".

Zapatero apeló a la unidad. "Si hay un atentado yo le apoyaré", fue lo único que logró del líder de la oposición. Desde la tribuna de invitados seguía el debate con gesto grave la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre -una de esas aspirantes a la sucesión que citó Zapatero-, quien saludó muy cordialmente a la esposa del presidente del Gobierno, Sonsoles Espinosa.

En un toque efectista, Rajoy sostuvo que hay disensiones en el PSOE sobre la política antiterrorista. Citó a la eurodiputada Rosa Díez y a los familiares de varios dirigentes del PSE asesinados por ETA.

No hubo resquicio para la distensión entre ambos políticos. Y menos cuando Rajoy habló de Navarra. "Usted tiene dos posibilidades: pactar con los anexionistas para que ETA vea que usted deja abierta la puerta a la negociación; o pactar con UPN para que los terroristas sepan que usted rechaza cualquier entendimiento", dijo Rajoy.

Zapatero relató la dura ofensiva del PP y de UPN contra los socialistas, a quienes han atribuido la intención de meter a Navarra en un supuesto paquete de negociación con ETA. "Usted fue a Navarra a mentir y a insultar. Los socialistas estamos dispuestos a dialogar con UPN, pero antes tendrían que rectificar a fondo, porque la dignidad de los socialistas navarros está muy por encima de sus intereses de poder".

La bancada socialista reaccionó con una ovación a su presidente, puesta en pie. Rajoy también se llevó un gran aplauso de los suyos. Pero al final del debate, en pasillos, los socialistas se mostraban claramente satisfechos, mientras varios diputados del PP dudaban de que tanta artillería gastada en el asunto de ETA sea positiva para alguien que pretende ofrecerse como alternativa.

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