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Crítica:DANZA | 'MozartNu'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La nostalgia no es un error

Brillante idea la de recuperar la versión original del espectáculo MozartNu, de Iago Pericot que se estrenó en 1986 en el Festival de Sitges y que ahora vuelve al Mercat de les Flors de Barcelona con la misma fuerza, belleza y provocación que el año de su estreno. Esta pieza que se izó como símbolo de libertad de una época y que irrumpió en el panorama de la danza contemporánea de nuestro país con una frescura y modernidad inusitadas, se llegó a bailar en Nueva York en julio de 1987 y volvió a embriagar al numeroso público que llenaba el Mercat la noche del martes. Entre el público eran muchos los espectadores que la habían aplaudido hacía 22 años.

Varios son los secretos del perdurable éxito de MozartNu. Uno de ellos es el talento creativo de Pericot, que escogió para esta obra la solemne e intensa música de la Misa de la Coronación de Mozart. Luego está el atreverse en aquellos años a que los intérpretes de la pieza, Neus Ferrer y Jordi Cortés, bailaran desnudos. Y otro de los alicientes es el elegante y expresivo vocabulario gestual ideado para mostrar la hermosura del cuerpo humano y la fragilidad de las relaciones, que se van forjando a través de las diferentes partes de la partitura de Mozart, es decir, la insinuación comienza con el Kyrie; el conocimiento, con el Gloria; la pasión, con el Credo, y el Sanctus es la alegría que conduce a la relación entre los personajes en el Benedictus para llegar al final con el Agnus Dei.

MozartNu 1986-2008, el espectáculo que ahora se presenta, recupera la pieza original con los mismos intérpretes, Neus Ferrer y Jordi Cortés y junto a ellos se incluye una versión actualizada que interpretan los jóvenes Roser López y Óscar Kapoya. Esta inteligente idea logra crear un contraste entre las dos parejas lleno de belleza y contemporaneidad. La pareja madura destila sobriedad y equilibrio; su gesto es sereno, en ocasiones la belleza de la Ferrer la convierte en una auténtica Venus. Por otro lado, la pareja joven muestra las angustias y los afanes del mundo actual. Su gesto es agresivo y rápido. Madurez y juventud, elegancia y espontaneidad se entremezclan en una estética metáfora sobre la vida.

Al final del espectáculo, el Mercat fue un estallido de aplausos y bravos. Iago Pericot subió al escenario con una atrevida y colorista americana que hizo pensar que a sus 79 años sigue con la misma vitalidad creativa y talento que le ha caracterizado desde su juventud. Una noche inolvidable.

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