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Lleno en Vigo para aclamar a la teclista de jazz Rhoda Scott

Los tacones sólo le sirvieron para atravesar el escenario delante del público vigués por primera vez. Antes de sentarse en su órgano Hammond, Rhoda Scott (Nueva Jersey 1938) explicó con un solo gesto a qué debe el sobrenombre de la "princesa de los pies descalzos". Hija de un pastor metodista, comenzó a tocar el órgano a los siete años en las iglesias en las que oficiaba su progenitor. Inició así el camino que la ha convertido en una de las teclistas de jazz más reconocidas en la actualidad.

El martes Scott abrió el ciclo de jazz de la Fundación Barrié en Vigo, 12 años después de su presentación en Galicia. El concierto que la trajo de vuelta es el único programado en España esta temporada. La teclista conectó al primer acorde con los espectadores que llenaron el Teatro Salesianos. Desde las butacas recibió constantes invitaciones a subir la intensidad de su interpretación, que brindó uno de los momentos culminantes de la noche con el clásico de Screamin' Jay Hawkins I put a spell on you. La tranquila melodía blues se convirtió en un gemido salvaje, y en esa evolución tuvo mucho que ver el veterano batería Bobby Durham. Muchos entusiastas fueron incapaces de respetar el tempo y aguardar a que los músicos terminasen sus solos para aplaudir.

Más discreto fue el saxofonista Ricky Ford, haciéndose hueco entre las enormes presencias de la teclista y el batería.

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