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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Las dos caras de la moneda china

"Estos Juegos han servido para que el mundo conozca a China y China al mundo", ha dicho el presidente del COI en la ceremonia de clausura de unos Juegos Olímpicos que han sido calificados como "excepcionales" tanto en lo deportivo como en lo organizativo. En efecto, como si de una moneda se tratara, la imagen de la gran China ha sido lanzada al aire, pero ¿cuál de sus dos lados es el que ha conocido el mundo?

La deslumbrante cara de la moneda muestra la imagen de una China preparada, moderna y brillante que nos deja admirados y expectantes ante la posibilidad de que el país avance hacia la democratización, siguiendo el ejemplo de lo ocurrido en su día con Corea del Sur. La oscura cruz, sin embargo, enseña un país que desgraciadamente continúa dando flagrantes muestras de falta de libertades de opinión y expresión y que ha incumplido sus promesas de respeto por los derechos humanos.

Esa posibilidad de apertura hace concebir optimismo ante cómo China vaya a afrontar en lo sucesivo asuntos tan delicados como el de su relación con Taiwán, en un momento en que en la isla se ha producido un cambio de política que conlleva una mayor predisposición al acercamiento a China y en que ambos lados han expresado que desean dejar de lado al asunto de la soberanía para buscar el beneficio mutuo. En un mundo cada vez más interdependiente, resulta incomprensible que Taiwán esté excluido, debido a la oposición de China, de las agencias especializadas de las Naciones Unidas que abordan materias tan globales como la seguridad antiterrorista, la economía, la salud, la protección medioambiental o la lucha contra el narcotráfico.

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El gesto de haber echado la moneda al aire ya supone de por sí que algo se está moviendo en el gigante asiático. El tiempo dirá si, para el bien del pueblo chino, finalmente la moneda cae de cara, quedando así su lado oscuro sepultado para siempre.

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