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Masacre en Noruega

El Gobierno noruego y miles de funcionarios buscan despacho al destruirse sus edificios

Además de gestionar la crisis causada por los atentados del pasado viernes, el Gobierno de Noruega tiene que vérselas con otro problema añadido: se ha quedado sin casa.

La explosión del coche bomba colocado por Anders Behring Breivik en la calle donde están la mayoría de ministerios y oficinas del Ejecutivo destruyó muchos de los edificios, rompió ventanas y dañó vigas y techos. En definitiva, los hizo inhabitables para trabajar.

Había que moverse a otro sitio, así que desde el día siguiente de los atentados, el primer ministro, el laborista Jens Stoltenberg, ordenó una mudanza que todavía se está produciendo y que tendrá que encontrar sitio a los 2.000 funcionarios que se han quedado sin un lugar donde trabajar. "Es difícil organizar todo esto, pero es lo que nos toca y lo hacemos lo mejor que podemos", señala un portavoz del Ministerio de Administración, el organismo encargado de recolocar a todos los empleados.

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La solución más sencilla ha sido enviarlos a otras dependencias secundarias. Así, el Ministerio de Sanidad se ha mudado a la Agencia de Salud; el Ministerio de Justicia, a la Academia de Policía, y el Ministerio de Finanzas, a la Oficina de Impuestos. El Gabinete del Primer Ministro ha optado por la Casa de Huéspedes, el lugar reservado para las visitas de los jefes de Estado. "Entre todas las oficinas gubernamentales disponemos de 5.700 espacios que estaban sin utilizarse. Pero tenemos que pensar a largo plazo, porque algunos de los edificios han quedado totalmente inservibles", declara el portavoz del ministerio.

Las oficinas virtuales, las páginas web y la mayoría de los teléfonos siguen funcionando, pero muchos de los trabajadores no se pueden conectar a la red del Gobierno porque buena parte de los ordenadores siguen todavía en las sedes ministeriales destruidas. "Pueden conectarse desde otros ordenadores, pero el sistema no está diseñado para que todos lo hagan al mismo tiempo", concluye el portavoz, que señala que toda la gestión del Gobierno tiene que repensarse estos días para establecer cuáles serán las prioridades después de los atentados. "Nuestro mayor reto serán los presupuestos".

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La Casa del Gobierno, uno de los edificios que más daño han sufrido, es un bloque funcionalista de 17 plantas construido en los sesenta, cuando Noruega no era todavía el rico país petrolífero que es ahora. Allí no ha quedado una ventana intacta y la estructura del edificio está tan debilitada que los policías tienen serios problemas para seguir buscando cuerpos de eventuales víctimas que aún podrían estar en las oficinas.

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