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TEATRO EN LOS ESCENARIOS DEL VERANO

Wilson estrena con Fiona Shaw una obra basada en textos de Eco

Las doce escenas de "Los días de antes..." se presentan en Nueva York

Textos del novelista y filósofo Umberto Eco, la actriz británica Fiona Shaw sobre el escenario, músicas de Sakamoto y el célebre director Robert Wilson tras las bambalinas. Este cuarteto de lujo alimenta el nacimiento de Los días de antes: muerte, destrucción y Detroit III, una obra llena de riesgo, imágenes surrealistas y poesía que se ha ensayado en Módena y que se estrenó el pasado miércoles en Nueva York.

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Unas prendas de vestir dispuestas por el escenario se elevan y andan mientras la actriz Fiona Shaw lee una descripción de Eco sobre cadáveres en proceso de descomposición que habitan la tierra de los muertos. Wilson, que concibió, diseñó y dirige la obra, define Los días de antes como "una celebración de la humanidad". Inicialmente pensada como una obra sobre el Apocalipsis, sus 12 escenas están llenas de una curiosa imaginería y movimientos estilizados. Cada una incluye un extracto de la novela La isla del día de antes, de Eco, y los textos parecen no guardar relación con la acción que se desarrolla en escena. La obra inauguró el miércoles el Festival de Teatro del New York State Theater. A primera vista, The days before puede parecer menos festiva que opaca. Fiona Shaw la llama "el mundo de ensueño de Bob". Inés Somerella, una actriz mexicana que hace de búho e interpreta otros papeles, dice: "Las obras de Bob son como aguas subterráneas, la forma en que la gente se mueve...". Y el propio Wilson es flexible con la definición. "¿Cómo se podría describir?", le pregunta a la gente durante un ensayo. "Es un viaje, un poema".

Pero ¿es una "celebración de la humanidad"? En Estados Unidos a Wilson se le conoce más por Einstein en la playa, la obra teatral y musical que creó con Philip Glass en 1976, o, más recientemente, por el formalismo de su Lohengrin, una bella puesta en escena que estrenó con malas críticas en la Metropolitan Opera House el año pasado.

Desde que comenzó a hacer teatro en los sesenta, Wilson ha desarrollado un peculiar lenguaje caracterizado por la precisión y la estilización y que evita la lógica intelectual decantándose por otra visual o estética. Algunas personas han considerado su trabajo frío y carente de emociones; otros le desprecian por considerarle un creador de imágenes bonitas; y unos pocos han percibido en Los días de antes la exuberancia que una "celebración de la humanidad" parecería connotar.

En una entrevista reciente, Wilson ha dicho: "Al principio hago la obra en silencio; después añado las palabras". No quiere dictarles demasiado a sus actores. "Tiene que salir de ellos, no puede ser mecánico".

"Esta obra me recuerda mis primeros trabajos, donde la gente podía ser ella misma en el contexto de una situación y no tenía que asumir un papel", le dijo al reparto de Los días de antes previamente al último ensayo. "Lo más emocionante de la obra son los momentos en los que veo quiénes sois como individuos. A veces intentáis interpretar lo que está en vuestras cabezas y después no os creo. Pero si sentís algo, eso es de verdad, es vuestra experiencia".

Puede que el director parezca distante y severo en las fotos, pero, en persona este tejano de 57 años, alto, atractivo y de voz suave, parece una combinación de los actores Larry Hagman y Kevin Costner. Wilson se formó como artista visual y se licenció en el Instituto Pratt en 1965. "Si hubiera estudiado teatro", afirma, "nunca habría hecho el trabajo que hago".

Las imágenes son clave en su obra teatral; tiende a describir sus obras con ayuda de dibujos. "La mejor forma de conocer mi trabajo es verlo", afirma Wilson. Pero eso sólo es parte de la historia. "Las imágenes son la superficie", afirmó Wilson. "El público de estas noches italianas no habla inglés, así que mira las imágenes. Es un lenguaje universal. Es la piel de la obra. Pero bajo ella hay carne; y hay huesos".

"Eco y yo somos completamente distintos", afirma el director. "Él es un intelectual y yo no. Si usted me pregunta: "¿Le gusta el vino tinto?", yo le respondo: "Sí". Si se lo preguntara a él, media hora después aún seguiría hablando. No sé de qué. Su texto, sus ideas son muy densas, como piedras. Pongo algo de espacio en torno a ellas. Y la obra no es una colaboración con Eco, que sólo estuvo en los ensayos el año pasado". En The days before, las palabras de Eco y la música de Sakamoto parecen más una parte del mobiliario que de la estructura. Todas las decisiones finales son de Robert Wilson.

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